Como la mayoría de alocados y desenfrenados jóvenes, en la noche de fin de año tenía preparado un guateque padre. Amigos, drogas, chatis y una masía alejada de la civilización. El plan pintaba riconudo.
Decidí tranquilizarme, al menos hasta que diesen las campanadas y luego ya, beber sin prisa, pero sin pausa. Todo se torció cuando un colega me propuso sustituir las tradicionales 12 uvas por 12 tragos de aguardiente. Una idea pícara sin duda. Yo, como macho alfa del rebaño acepté el desafío.
4 de ginebra, 4 de whisky y 4 de ron.
¿Quién me iba a decir que estaba a punto de salvar yo la humanidad de su extinción?
Afel: Extinción
Cap. 1: Noche de fin de año y algo más
Y cual arrancada de rally, me bebí 12 chupitos del tirón, que obviamente me dejaron tocado.
A partir de ese momento, los ginlemons vinieron rodados...
Última hora que recuerdo estar convaleciente: 2:30h de la madrugada.
Miro mi móvil, las 11 de la mañana. Con un malestar general de libro, me levanto como bien puedo.
Lo primero que me extrañó fue no ver a nadie en la habitación, cuando al menos, 3 colegas deberían haber dormido ahí. Me equipo mi batín rosa post-fiestas, todo un clásico, y me dispongo a que me de el aire, vomitar y ver en que lamentable estado se encuentra el caserón.
Las paredes del hall principal, llenas de sangre y adornadas con varias pintadas, una de las cuales rezaba: NO HOPE. Además, en el suelo yacían los cuerpos sin vida de unos amigos. Lo normal de cualquier fiesta de fin de año, vamos. Pero algo me inquietaba... tenía el meado en la punta.
Gran suspiro tras apoteósica fiesta, meo a la par que pienso que pasó ayer noche. Solo 2 recuerdos me vienen a la cabeza, yo vomitando y yo liándome con una guarra. Miro al cielo, y en la lejanía puedo divisar varias columnas de humo.
"Que juerga se han corrido en el pueblo, oye" Exclamé.
El frío me hace entrar a la casa y entonces, me viene a la nariz un insoportable hedor que echa para atrás.
Provenía del piso de arriba, concretamente del lavabo y ya iba con la intención de ver una cerdada de aupa, pues la cadena del váter no funcionaba.
En efecto, me encontré una masa repugnante que cubría toda la taza y los alrededores, una lasaña nauseabunda de caca, vómito, caca y vómito. Adiós a la fianza, tiene que venir el martillo pilón de la obra para desatascar esto.
Es cuando empecé a oír gemidos y ruidos de abajo, intenté bajar rápido, pero los gases nocivos que desprendía la lasaña de desechos humanos me lo impidió aturdiéndome brevemente. Tras unas arcadas, recuperé el control de mi cuerpo.
Que sorpresa, los cadáveres no lo eran tanto, porque ya no estaban. Estos han visto el desastre que tenemos aquí montado y se han largado para no limpiar, que jetas.
Salgo a fuera otra vez, a fumar... y reflexionar. Año nuevo, vida nueva dicen.
A punto de acabar el cigarro, oigo unos cristales rompiéndose, me giro y vi caer alguien desde el piso de arriba, iba a acercarme pero no hizo falta, pues el accidentado se levantó y se aproximaba a mi.
Cojones, la baba colgando, su berreo de animal y su andar de gitano disminuido me hizo pensar que ese ya no era una persona.
-Tío... ¿estás bien?
-Aaaarghbrbfgdhbbb
¡Has entrado en combate! *Cortinilla de batalla de cualquier Final Fantasy y música de Bravery Default*
Mechero en mano y aliento de vodka hacendado me permitieron realizar un soplido alcoholizado que calcinó al que una noche antes fue mi amigo Joan.
El horóscopo tenía razón: "Este Enero te enfrentarás a un apocalipsis zombie; tu vida amorosa tomará un giro inesperado"
-¿Se ha acabado la humanidad...?
Ni tiempo tuve de lamentarme o pensar, como en cualquier Survival horror, cuando sale el primer bicho salen los demás y así fue. Tenía poco margen de error así que me atrincheré en la despensa donde dormí para pensar un plan.
-Veamos... que tengo en la mochila... armazón compacto MK-II, un núcleo de plasma, herramienta de dispersión cónica, recambio de gayumbos, motor hidráulico y un cuchillo...
"Llévate los cacharros esos para matar monstruos" Gracias por tanto, mamá.
-Creo que podré fabricar un arma con esto.
Con los zombies picando en la puerta, y con el espíritu del barbas de bricomanía poseyéndome pude fabricar un Dispensador de plasma compacto con cuchillo hidráulico.
-¿Lo tengo todo? Arma pepina, atuendo de alegre borracho (batín rosa+gafas de pasta amarillas sin cristales), resaca, llaves del coche y calzoncillos limpios. Que aprenda Hollywood de lo que es un héroe real, moderno y sobretodo sensual.
Y salí a la brava con un par de huevos, 2 temporadas de Walking Dead, El amanecer de los muertos, Zombie's party y 6 Resdients Evils me amparaban.
De una patada tumbé la puerta y me abrí paso entre vísceras, amigos y rayos de plasma desintegradores.
No sentí remordimientos, pues la verdad siempre lo quise hacer y con alguno me ensañé con creces.
Una vez en el coche, pensé, ¿que hago ahora? y entonces caí en la cuenta. Si un apocalipsis zombie asola el mundo, a priori, conozco dos personas que sobrevivirían sin dificultad.
El gran Jandro, el ser más poderoso sobre la faz de la tierra. Sus músculos de hierro lo convierten en una especie de Silver Surfer pero con pelo y pene.
Ruizo, una persona cuyo nivel de suciedad haría pensar a los zombies que lleva décadas en estado de putrefacción.
Recordé, en ese momento, las palabras que Jandro me dijo al conocerlo:
"Si algún día la humanidad se encuentra al borde de su extinción, acude a tu gimnasio, te estaré esperando"
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