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jueves, 5 de diciembre de 2013

Valerosos príncipes, azarosas bestias y anhelados tesoros

Miércoles 4 de Diciembre,

Andaba yo por los infinitos confines de la red cuando dieron las cuatro de la tarde; miraré que meriendo hoy, pensé.
Acudí raudo a la cocina para elaborar un informe de situación pero con la preconcebida idea de tomar un buen tazón de leche con cereales, lo que viene siendo el piscolabis de los bravos héroes.
Y a la par que rebuscaba más y más en el armario de las delicias mis sueños eran quebrantados a una velocidad directamente proporcional a la cantidad de mierda que hallaba... Special K, cereales integrales de avena, galletas digestive, muesly... ¿Vivo con animales de granja o qué? exclamé.
Mis esperanzas de merendar como un Rey fueron frustradas y en ese momento vi me yo contra la espada y la pared.

O me acercava al Mercadona o moría de inanición....



Valerosos príncipes, azarosas bestias y anhelados tesoros
Capítulo 1: No sin mis cereales.

Ahí estaba yo, maldiciendo mi perra vida atestada de infortunios. Sé fuerte, Winz, sé fuerte por mamá...
Primera misión: Colocarme el oportuno atuendo como para salir a la calle sin convertirme en objeto de mofa y burla de los toxicómanos que suelen rondar el Mercadona. 
Equipado con mi batín navideño (+50 al confort, +100 al adecuado calor corporal, -200 en sex appeal) y mis zapatillas de Homer Simpson (+35 a las risas, +50 a la velocidad sobre parqué, +100% de debilidad al helado suelo al retirarlas) tenía que desnudarme y enfrentarme al gélido capricho de Céfiro. 
En una increíble gesta sin precedentes arranque me yo mis ropajes en cero coma, salté ágilmente a la cama y cuál equipo de mecánicos de boxes jugándose el campeonato de F1 me coloqué todo lo necesario en poco más de siete segundos. 
Bien, me dije a mí mismo, ahora a que mamá me suelte pasta.
-Mamá, me acerco al Mercadona a por unos cereales, dame dinero.
-Coge el monedero de mi bolso
*Música aterradora*
Buscar en el bolso de una mujer... mi archienemigo por excelencia, ahí donde el hombre no se atreve a pisar, donde yacen miles de caídos guerreros, donde nada está escrito...
-No lo encuentro, mamá...
-¿No sabes buscar? Aquí tienes, ¿Con 5 euros ya haces no?
-Sí, gracias.
Avancé hasta la salida para poner rumbo a mi supermercado de confianza cuando...
-¿Vas al super? Compra un pack de 6 bricks de leche. Articuló mi progenitor.
-Emmmm... vale, pero entonces darme más dinero
-Dile a tu madre que te dé.
-Mamaaaaaá, dame cinco euros más

Con el dinero en mi cartera y las llaves de mi coche en el bolsillo dirigí me hacia la santa casa de los víveres.
Subí a mi carruaje y sorprendido vi que estaba puesta la primera marcha...
-Qué raro, siempre lo dejo en punto muerto yo...
Mis sospechas fueron confirmadas al arrancar el coche y que esta dantesca melodía del Demonio sonase por los altavoces:

Desde ya alerto a los sensibles de la dureza de la música en cuestión.

Mi padre me cogió el coche por la mañana. 
Quedé aturdido y desorientado durante unos breves instantes, cual iraní que se hallaba cerca del lugar de la explosión de un compañero suyo.
-Quita esa mierda joder; le dije a vete a saber quién. Rápido, ¿donde está el disco de Extremo?
Y armándome de valor pulse el botón de "extraer disco", bajé la ventanilla y arrojé ese pieza de terrorismo musical tan lejos como pude, cual olímpico campeón de lanzamiento de disco.
Tras unos breves segundos, escuché un estallido cerca del lugar donde cayó. (Dramatización, pudo no ocurrir)
Con "Dulce introducción al caos" sonando de fondo, todo estaba listo para embarcar.
Fue un breve trayecto de seis minutos sin mucho a destacar, en un momento dado me pareció que un bache gritó, pero no le di mucha importancia.
Al llegar al parking puse la cuarta, accioné el freno de mano y empecé a quemar rueda en círculos con la intención de grabar el nombre de Paul Walker en el asfalto. Sin éxito. Quedó un churro de muy Señor mío.
A la entrada del supermercado había un invidente pidiendo caridad, el deber del buen ciudadano me llamaba.
Me acerqué a él, le besé la frente y le dije:
-Ya has sufrido suficiente, hermano.
-Oiga ¿pero me va a dar algo o no?
Haciendo caso omiso de sus posteriores lindezas dirigidas hacia mi persona, entré al recinto.
Mensaje entrante de mi hermana: Stas n l super, kmpra pan bimbo
Mierda, inocente de mi, caí en la trampa de Satanás.
Adentré me en el perímetro mercadonial dispuesto a cumplir mi misión con un triunfo indiscutible.
Sección pan de molde... aquí está, sin corteza, que sino corro el riesgo de perder mi vida a manos de ese monstruo llamado hermana.
Mensaje entrante de mi madre: Se me ha olvidado decir que compres el producto ese para limpiar el baño
No jodas.
Dirección drogería (no la que yo desearía) 
Una sección enorme, sin fin, con una variedad de productos inimaginable.
De lujo... ¿y cual compro?
Mensaje para mi madre: Hay muchos, ¿cual quieres?
Escribiendo...
Escribiendo...
Escribiendo...
Últ. vez hoy a las 16:43
Escribiendo...
Madres y nuevas tecnologías...
Mensaje entrante: *Descripción de un producto*
Seguía en las mismas, para mi son todos igual. Así que tuve que dejar atrás mis miedos y vergüenzas y preguntarle a algún amable reponedor, que con mucho gusto señaló el producto que deseaba.
Siguiente, la leche. Está misión secundaria fue fácil.
Mensaje entrante de Ana (mi chica): Esta noche no están mis padres ¿vienes?
Toca comprar condones. Aquí están, los XL, perfecto.
Y finalmente, el ansiado premio... mis Chococrispis. Oh, glorioso el día en que mis labios probaron vuestros dulces edulcorantes artificiales y vuestros productos químicos que con tanta pasión algún rudo hombre colocó durante la cadena de montaje.
Entonces, colocado ya en la cola para pagar, cual Forbes Nash en "Una mente maravillosa" un seguido de números empezaron a dar vueltas por todos lados y caí en la cuenta... Solo llevo 10 euros.
¡Canastos! Hay que retirar algo... La leche y lo del baño no, porque me harían volver y a las cinco tengo que estar en casa tomando el sabroso tentempié. El pan bimbo, imposible si quiere seguir con vida.
Y entonces, tuve que tomar la difícil decisión que todo hombre ha de enfrentarse alguna vez en su vida...
Follar o comer Chococrispis. Una decisión que tuve que tomar a contrarreloj pues la cola avanzaba a velocidad de vértigo.

Fundir mi cuerpo con el de otra persona, dándonos recíprocamente el placer humano por el que tanto luchamos y que tanto ansiamos. Dos bellos cuerpos desnudos en un simple movimiento friccional, danzando al compás del amor y la pasión, abandonando toda materialización terrenal y encontrándonos el uno al otro en un plano astral donde nuestras almas se dan cita con el gozo y la lujuria. Culminando al unísono en una explosión de sentimientos indescriptibles, como un hermoso recurso lírico en el más precioso poema de Lope de Vega...

O...

Tomar un reconfortante tazón de dulce y deliciosa leche desnatada, acompañada por el sabroso chocolate del arroz tostado que al topar con mis papilas gustativas me teletransporta a las explotaciones de cacao en África, donde me imagino que yo, Coco (el mono de Chococrispis, no mi compañera) y Bob Esponja azotamos a los esclavizados negros para que recojan nuestros deseados cereales y luego nos sentamos en el porche, a contemplar el crepuscular atardecer mientras somos premiados con nuestros pequeño tesoro, los Chococrispis...

Y al igual que Kratos cuando es traicionado por Atenea, exclamé...

¡Dioses del Olimpo! ¿Porque me hacéis esto?

Pensé, bueno, tengo 19 años, ya va siendo hora de que asiente la cabeza...
Mensaje a Ana: Si es chico, Flanagan. Si es chica, Anastasia.
Todo pagado, y dejando los condones atrás, divise la salida...

Y sonó esta bella melodía

Satisfecho, dije: Victoria.

Descoloridos saludos,

Winz

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